¿Debo Yo Recibir También El Bautismo Del Espíritu Santo?

Una repuesta a la pregunta:
¿Debo Yo Recibir También El
Bautismo Del Espíritu Santo?

¿Debo Yo Recibir También El Bautismo Del Espíritu Santo?

 A veces preguntan a un cristiano si él ha sido bautizado en el Espíritu Santo, o si su iglesia tiene el bautismo en el Espíritu Santo. ¿Como deberíamos contestar esta pregunta?

Muchas teorías han sido propuestas en cuanto a la naturaleza del bautismo con el Espíritu Santo. En vez de exponer éstas, haremos bien en examinar las referencias bíblicas a la inmersión en el Espíritu Santo. (La palabra griega para el bautismo siempre se refiere a la inmersión, a veces literalmente en agua o tinte, y a veces en el sentido figurativo. Ningún otro significado de la palabra se halla en el Nuevo Testamento o en la literatura clásica griega).

El bautismo en el Espíritu Santo fue profetizado por Juan el Bautista como un evento futuro en Mateo 3:11, donde está asociado con fuego: “El que viene tras mi, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Esta profecía aparece también en los pasajes paralelos que describan el ministerio de Juan. En Marcos 1:8 leemos: “Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.” Lucas 3:16 nos dice, “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Juan 1:33 identifica a Cristo como uno que tendría la autoridad de bautizar con el Espíritu Santo. “El que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.”

No hay citas adicionales en los Evangelios al bautismo con el Espíritu Santo. La próxima cita, en Hechos 1:5, no nos deja en duda cuando este evento prometido tomaría lugar. Cristo, antes de su Ascensión, dijo a sus apóstoles: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” ¿Que notable evento tomó lugar solo unos pocos días después de la Ascensión, 10 días para ser exacto? ¡El Pentecostés!

Ahora que hemos identificado el tiempo cuando el prometido bautismo con el Espíritu Santo tomó lugar, podemos examinar la naturaleza de ese evento. Así como Juan el Bautista profetizó, ello fue asociado con fuego; no un fuego literal, sino lenguas repartidas como de fuego, Hechos 2:3. Hubo un estruendo como de un viento recio, Hechos 2:2. Los discípulos hablaron en otras lenguas, Hechos 2:4. Estas no eran lenguas desconocidas, celestiales, incomprehensibles a los hombres; mas bien, eran lenguas usuales extranjeras, comprendidas claramente por los que estaban en la audiencia, Hechos 2:8-11.

¿Debería este gran evento de Pentecostés ser reproducido por las iglesias de hoy? No hay mención en la Biblia o en la historia eclesiástica de una repetición del Pentecostés, ni ningún mandamiento de Dios para que nosotros deberíamos reproducir este evento. Cualquier iglesia que profesa reproducir el Pentecostés debería verificar y checar para ver si todas las señales son duplicados: el estruendo como de un viento recio; las lenguas repartidas, como de fuego; y la proclamación del Evangelio en los idiomas actuales no comprendidos por los que hablan.

No solo el Pentecostés nunca ha sido reproducido, pero es un evento histórico de una sola vez, el cual por su naturaleza no requiere reproducción. No esperamos ver la reproducción de la separación de las aguas del Mar Rojo por ninguna iglesia actual; ello fue solo un evento de una sola vez el cual sirvió el propósito de sacar a los Israelitas de la esclavitud egipcia. Necesitamos aprender las lecciones de esta intervención milagrosa por Dios en la historia humana, y vivir de acuerdo a esas lecciones, pero no necesitamos reduplicar el evento mismo.

¿Qué gran propósito histórico se ha logrado con el bautismo en el Espíritu Santo en el día de Pentecostés? Los discípulos en ese entonces recibieron el poder para su ministerio cristiano, Hechos 1:8, pero el Espíritu aun todavía nos reviste con poder para testificar hoy sin ningunas visibles o milagrosas manifestaciones. Había más acerca del bautismo con el Espíritu Santo que eso. En el Pentecostés el Espíritu Santo apareció visiblemente a los hombres para dar su sello público de aprobación sobre una nueva institutión que Dios ha ordenado, a través de la cual toda Su obra en la tierra sería hecha; La Iglesia.

Había dos instituciones previas que Dios estableció con la intentión de que toda la adoración y servicio del pueblo de Dios sea conducido a través de ellas; éstas eran el Tabernáculo de Moisés y el Templo de Salomón. El Espíritu Santo apareció públicamente y visiblemente en la inauguración del Tabernáculo (Exodo 40:34-35) y del Templo (1 Reyes 8:10-11) para mostrar a todos los hombres que Dios aprobó y endorsó estas instituciones, y una de tales manifestaciones del Espíritu Santo era suficiente en cada caso. No debería sorprendernos que el Espíritu Santo endorsó la Iglesia de igual manera pública en Hechos 2.

Debería hacerse claro que la Iglesia que el Espíritu Santo endorsó en el día de Pentecostés era la institución de la iglesia local, no la que es llamada “la iglesia mística, invisible, universal,” un concepto no escriturario que es contrario a todo lo que el Nuevo Testamento enseña sobre el tema de la Iglesia. “La Iglesia Universal,” concebida por sus adherentes, es una entidad que no puede existir porque es inerte, inútil, que no puede congregarse, bautizar, conmemorar la Cena del Señor, disciplinar miembros ni recibir los diezmos. La Iglesia de Jerusalén hizo todas estas cosas.

También, deberíamos evitar el error de creer que el día de Pentecostés era el día del nacimiento de la iglesia como algunas caprichosamente declaran. No hay base escrituraria para tal declaración. La Iglesia en Jerusalén añadió 3000 miembros en el día de Pentecostés, Hechos 2:41. No se puede añadir a algo que aun todavía no existe. En Hechos 1, antes del Pentecostés, vemos una reunión organizada de la iglesia en Jerusalén, cuando Matías fue escogido para servir como un apóstol. El hecho que Jesús dio a sus discípulos instrucciones para la disciplina en la iglesia, Mateo 18:17, aconsejándoles a decirlo a la iglesia sin explicarles lo que la iglesia era, demuestra que la Iglesia ya existía – fue fundada por Cristo.

Después de examinar la naturaleza y el propósito del bautismo con el Espíritu Santo en el día de Pentecostes, ahora procedemos a la siguiente (y última) cita escrituraria del bautismo con el Espíritu Santo. En Hechos 11:16 el apóstol Pedro, defendiendo su decisión de recibir a los gentiles convertidos de Cesarea como hermanos y de bautizarlos, dijo, “Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.”

Si Pedro estaba declarando que el dar el Espíritu Santo a Cornelio y sus compañeros en Hechos 10:44-45 era otro caso del bautismo con el Espíritu Santo, o meramente comparando este evento a lo que él experimentó en el día de Pentecostés, no se hace claro aquí. Lo que es claro es que el Espíritu Santo por gracia cayó sobre los gentiles convertidos, los primeros históricamente, con el fin de demostrar públicamente la aceptación divina de los gentiles en la familia de Dios, para que así los cristianos hebreos puedan aceptarlos también. Este evento, como el del Pentecostés, era un evento histórico de una sola vez que no necesita, y no puede, ser reduplicado por las iglesias de hoy. Debe haber una primera vez solo para cualquier cosa.

Hemos llegado al final de todas las citas escriturarias al bautismo con el Espíritu Santo; no hay otras. Algunos han identificado el episodio de Hechos 19:1-7, donde Pablo rebautizó a ciertos discípulos de Efeso, como un caso del bautismo del Espíritu, pero deberíamos proceder con precaución, ya que tal término no se usa en el pasaje. En vez de argumentar sobre que término aplicar para esta manifestación del poder del Espíritu Santo, nosotros haremos bien en considerar la lección principal de esta pasaje – la importancia del bautismo apropiado.

El bautismo, para que sea válido, necesita cumplir con estos cuatro requisitos. 1. El modo apropiado (inmersión). 2. El sujeto apropiado (un creyente). 3. El propósito apropiado (para mostrar nuestra obediencia como discípulos de Jesús, no para salvarnos). 4. Un administrador apropiado (un representante escogido por una iglesia local nuevotestamentaria, quien no necesita ser necesariamente un ministro ordenado).

De alguna manera el bautismo de los discípulos de Efeso era deficiente. Ya que ellos no sabían quien era el Espíritu Santo, ellos probablemente no eran salvos cuando fueron bautizados. Aparentemente fueron bautizados por un cristiano independiente sin la autorización de un iglesia local, en contrasto con Pablo quien ha sido enviado por la iglesia de Antioquía, Hechos 13:1-3. Apolos ha sido sugerido como el responsable.

Cualquiera que haya sido el problema, Pablo no acordó de ignorarlo, pero insistió que el problema se corrigiera. A veces erróneamente se declara que no había rebautizadoras o Anabautistas antes del siglo 16, pero los que dicen esto se han olvidado de Pablo. Los discípulos de Efeso obedientemente acordaron ser bautizados por Pablo cuando ellos descubrieron que su bautismo previo era deficiente, y el Espíritu Santo públicamente dio su sello de aprobación sobre su acto de sumisión.

(Hechos 19:1-7 ha sido distorcionado por algunos que alegan que el bautismo de Juan no era cristiano y no es para esta dispensación. Esta noción esta basada sobre la falsa suposición de que los discípulos de Efeso, siendo alejados geográficamente y por tiempo de Juan el Bautista, fueron bautizados verdaderamente por él. El pasaje absolutamente no dice tal cosa. Pablo tuvo nada pero bueno de decir acerca del bautismo de Juan, Hechos 19:4. El hecho que Jesús y los apóstoles, los fundadores del cristianismo, fueron satisfechos con el bautismo de Juan y no buscaron un bautismo más moderno, debería ser suficiente para probar que el bautismo de Juan es para esta dispensación).

Hemos examinado ya todas las citas de la Biblia acerca del bautismo en el Espíritu Santo. Debería ser observado, sin embargo, que hay algunos quienes interpretan 1 Corintios 12:13 “(Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo . . . )” como una referencia al bautismo en el Espíritu Santo. Tal interpretación introduce una tremenda confusión en lo que de otro modo es una clara comprensión acerca de este tema. El alegado bautismo del Espíritu Santo de 1 Corintios 12:13, tal como conciben los que interpretan así, es privado, individual, sin el fuego y sin manifestaciones externas, y ocurre en el momento de la salvación. ¿Como puede ser reconciliado este concepto con el bautismo en el Espíritu Santo de Hechos 2, el cual fue público, colectivo, con manifestaciones externas y fuego, apareciendo sobre los que ya eran creyentes convertidos?

Esta dificultad se elimina totalmente cuando reconocemos que el bautismo mencionado en 1 Corintios 12:13 es nada más que el bautismo en agua. Muchos expositores no creen aun que el Espíritu Santo se menciona de alguna manera en este versículo. Ellos dicen que enseña que los que son miembros de una iglesia local, o el cuerpo de Cristo, han llegado serlo en unidad de espíritu a través del bautismo de agua. Otros dicen que el Espíritu Santo está en vista aquí, y que el Espíritu nos conduce y nos da el poder para llegar a ser miembros (bautizados en agua) de una iglesia local. Cualquier interpretación cuadra bien con el contexto de la enseñanza del Nuevo Testamento. La noción de un bautismo en el momento de conversión de ninguna manera cuadra. El Espíritu Santo entra en los creyentes en el momento de conversión, para así morar dentro de todos los creyentes (Romanos 8:9-16), pero nunca se nos dice que el Espíritu Santo bautiza a los creyentes en el momento de su conversión. Según Efesios 4:5 hay un solo bautismo. Esto debe ser el bautismo de agua, lo cual la Biblia enseña; no el bautismo del Espíritu, lo cual la Biblia no enseña ni menciona.

Podemos concluir, de nuestro estudio de todo lo que el Nuevo Testamento enseña acerca del bautismo en el Espíritu Santo, que esto era un glorioso evento histórico por medio del cual Dios autenticó Su iglesia en el comienzo de su ministerio, después de la Ascención de Cristo. No hay absolutamente ningún mandato para las iglesias de hoy para duplicar este evento, o para que individuos busquen para ser bautizados con o por el Espíritu Santo, en el momento o después de la conversión.

¿Significa esto que nosotros rechazamos el ministerio, los dones y la plenitud del Espíritu Santo para esta edad? De ninguna manera. Se nos manda que seamos llenos del Espíritu Santo, Efesios 5:18, y nosotros deberíamos estar dispuestos a recibir todos los dones que el Espíritu Santo desea otorgarnos en estos últimos tiempos.

Nosotros ya estamos listos para llegar a la conclusión de este asunto, y contestar la pregunta hecha al principio de este tratado: “¿Ha recibido Ud. el bautismo en el Espíritu Santo?” Que respondamos siempre con un corazón humildemente examinado, para que nos entreguemos totalmente al Espíritu y seamos guiados por El en todos los aspectos de nuestras vidas.

Pero para aquellos que desearían saber nuestra relación a la doctrina bíblica del bautismo en el Espíritu Santo, ellos harían bien en parafrasear la pregunta de esta manera: “¿Es Ud. un miembro de una iglesia local de igual fé y práctica como la Iglesia de Jerusalén, y así ser parte de esa institución divina que Dios validó y autenticó con el bautismo en el Espíritu Santo?”

Su respuesta a esa pregunta es afirmativa, si su iglesia ha continuado en la doctrina de los Apóstoles (Hechos 2:42) y requiere inmersión para la membresía (Hechos 2:41). Si Ud. se encuentra en una iglesia como esa, no necesita salirse en busca del bautismo en el Espíritu Santo. Rinda su vida completamente al Espíritu Santo, para que El lo use más abundantemente en la iglesia donde Ud. se encuentra.


(Porción del Folletito:  

Como deberíamos contestar esta pregunta:

¿Ha Recibido Usted El Bautismo Del Espíritu Santo?

Escrito por Thomas Williamson

Traducido por Pedro B. Durik)


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Primer Paso después de la Salvación: el Bautismo Bíblico

El Bautismo Bíblico requiere:

1. Un Candidato Bíblico

  • Un creyente, es decir que es un verdadero discípulo del Señor (Mateo 3:7-8), alguien que se ha arrepentido de sus pecados y ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador.

2. Un Modo Bíblico

  • La inmersión completamente en agua y no de ninguna otra forma. (Juan 3:23) El Bautismo nos muestra la muerte, la sepultura, y la resurrección de Cristo.

3. Un Motivo Bíblico

  • El propósito es ser obediente como discípulo de Cristo, para glorificar a Dios y mostrar a todo el mundo que hemos sido salvados, redimidos y nacidos de nuevo. ¡No es para aumentar nuestra salvación! (Hechos 2:41)

4. Una Autoridad Bíblica

  • Las Iglesias locales nuevotestamentarias son las únicas autorizadas para bautizar. (Mateo 28:18-20) Una iglesia puede elegir un representante que puede bautizar, puede ser un pastor, un misionero u otro hombre autorizado quien no necesita ser necesariamente un ministro ordenado.